viernes, 30 de abril de 2010

Bancos, estafas y pirámides (17 de septiembre de 2008)

Bancos, estafas y pirámides


Juan Carlos Ramón Rueda

Publicado en el Diario del Huila el 17 de septiembre de 2008.

Un indicador notable que muestra que en el tablero de control de quienes conducen la economía hay un botón que viene titilando en rojo, es la gran cantidad de recursos en efectivo que la gente invierte en empresas por fuera del sistema financiero regulado. Es entendible que en el mundo actual la gente común y corriente sea especialmente susceptible de ser timada con tretas especulativas y de engaño. Sin embargo me parece que hay unos principios básicos de la economía que parecen haberse olvidado en el afán de recibir más ingresos, y que quienes invierten en actividades especulativas o “pirámides fabulosas” no conocen. Además está la correspondiente responsabilidad del estado, la superintendencia, los bancos y un sistema financiero en general, que no son ajenos a las causas de la problemática.

No se trata de hacer un tratado de economía en unos pocos renglones. Solo lo básico. La generación de valor o riqueza radica en la transformación de productos a partir de materia prima. Por supuesto que también existe la riqueza a partir de nuevo conocimiento, como el descubrimiento de nuevos productos, la prestación de servicios, la comercialización, o la incorporación de valor agregado a los productos y/o servicios mediante novedosos mecanismos tecnológicos. La producción de riqueza a partir de componentes especulativos o de engaño lleva tarde o temprano a la quiebra. Generalmente la del más ingenuo o del menos informado. Ahí hay una responsabilidad del Estado, que está encargado de regular y controlar las relaciones entre los ciudadanos. Por otra parte, también hay que revisar la responsabilidad de todo el sector financiero en este tema.

El sistema financiero provee a la sociedad servicios que son de gran importancia. En Latinoamérica urge una “bancarización” más democrática que se traduce en acceso a créditos y servicios para el grueso de la población. También se requieren políticas de fomento más fuertes, dirigidas a la pequeña y mediana empresa. En Colombia el Gobierno ha insistido en mantener el gravamen a las transacciones financieras del 4x1000, que aunado a los altos costos que las entidades bancarias nos cobran cada vez que utilizamos servicios del sistema, han terminado por hacer muy difícil el desarrollo empresarial y la expansión del sistema financiero. Detrás de esta tragedia en que se esquilman los ahorros de la gente, los bancos no se constituyen en opción. Solo se aprovechan de los colombianos.

No hay más alternativas. Crear una empresa es engorroso y todas las entidades parecieran oponerse. Mientras las Cámaras de Comercio y las Cajas de Compensación se convierten en emporios económicos, en lugar de pagar a cada persona para que monte una nueva empresa, se cobran renovaciones anuales costosas y los aportes parafiscales florecen y se revitalizan con novedosos sistemas de cobro.

Es un sistema que atenta contra la iniciativa empresarial. Falta acceso a recursos financieros baratos y toda una estructura que fomente la generación de empleo y riqueza. El actual ambiente es caldo de cultivo para embaucadores y estafadores.

juancramon@gmail.com

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