miércoles, 22 de diciembre de 2010

La floristería del futuro pensionado…


La floristería del futuro pensionado…

Juan Carlos Ramón Rueda
 Publicado en www.diariodelhuila.com el 26 de diciembre de 2010

Quizá el mejor mensaje que se pueda dar al termino de un año sea el de mantener la esperanza de que las cosas van a ser mejor en el año que llega. Contrasta con los informes presupuestales y balances de los funcionarios de turno, que por estos días lanzan flores al aire para que les caigan encima por el simple hecho de creer que han cumplido su deber a cabalidad. Lo digo porque de verdad me pregunto: ¿existe algo más importante que la esperanza que radica en el espirito de los colombianos, aun a pesar de las grandes catástrofes que padecemos a diario? Probablemente no.
Pero esa sencillez y capacidad de la gente común y corriente para sobrellevar las más duras penas contrasta con la de algunos de los altos ejecutivos de entidades públicas que se vanaglorian de cumplir su deber medianamente bien hecho. Se santiguan, se echan flores, se ponen de rodillas, lloran, piden clemencia y comprensión por su grandísimo esfuerzo mientras pecan como cualquier vagabunda y luego sindican a los convidados por no entender lo grande y magnifica que ha sido su gestión durante el presente año. En especial, uno de ellos sonríe soterrado, mientras termina el año e inicia el nuevo para emprender de nuevo su impresionante labor en beneficio del futuro de toda la región que circunda el Rio Grande de la Magdalena. A ratos me mamo de tanta carreta barata. Todo dizque por haber actuado con próvida honestidad durante doce meses… Qué va! Eso es lo que debería hacer siempre! Toda su vida! En esta semana Yo le propuse a uno de estos personajes que montara una floristería el año entrante cuando se pensiona. No entendió el chiste. ¡Para que venda tanta flor que se echa por hacer el trabajo por el que se le paga un buen sueldo!
Así termina el 2010. Con grandes tragedias e inundaciones. Un año que empezó con el despilfarro nacional con la plata de los recursos públicos y la entramada red de tráfico de influencias y favorecimientos ilícitos que se han descubierto que ocurrieron en el gobierno del santísimo ex presidente Uribe y termina con las inundaciones de extensas regiones de la geografía nacional, con el llanto y la angustia de cientos de miles de familias colombianas tiradas de repente a la ruina total. Un año en el que la mayoría que vota reeligió la misma doctrina y las mismas políticas de exterminio total a las guerrillas narcoterroristas. Lo que equivale a más guerra y menos educación y salud. Un año en el que paradójicamente llegó al poder uno de los más representativos herederos de la oligarquía rancia de Colombia, que con lujo de detalle ha marcado diferencia con su antecesor sin negar su amistad y compromiso de copartidarios y amigos. Un año contradictorio, afirmo ahora. Pero definitivamente, un año al que le sobrevive la magnífica templanza del colombiano de a pie, que con su espíritu de hombre combativo y guerrero, no come cuento ni echa para atrás ni un centímetro en su proeza diaria de sobrevivir en este País, que cada vez está más lejos de tener como única causa el bienestar de toda la gente mejorando la educación, la capacidad de trabajo y de lucha que siguen siendo nuestro mejor activo, por encima de todas las riquezas que a diario dilapidamos.
Feliz navidad a mis lectores.

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