miércoles, 19 de enero de 2011

Política, coaliciones y dinosaurios…

Política, coaliciones y dinosaurios…


Juan Carlos Ramón Rueda
Publicado en www.diariodelhuila.com el 20 de enero de 2011.


La política partidista se pone al rojo vivo este año. En Neiva, por ejemplo, los viejos sabuesos toman o dejan las banderas de sus partidos dependiendo de cómo enfrentan el asunto. Algunos que hace muchos años enarbolaron el gallardete de la oposición y la rebeldía frente al sector oficialista de sus partidos, ahora llegan en pleno vuelo, cual “gavilán colorao”, en planeador sin motor de propulsión, a tomarse la posición oficialista del decaído partido. Uno más joven o “novato” asume posturas de dignidad frente al partido así su propia “Jefa” haya hecho lo mismo que él ahora le critica a otro candidato. Otro de verdad más joven, pedalea y pedalea sin obtener frutos a sus angustiosos aullidos tratando de llamar la atención de la opinión pública… mientras prácticamente nadie sabe ni quien es, ni que piensa, ni lo que propone… Pero todo esto es totalmente legitimo. Es nuestro sistema y cultura democrática.

Las campañas empezaron demasiado pronto y con mucha fuerza y es justo dedicarle al tema un poco de pensamiento para establecer que históricamente en las coaliciones y puntos de encuentro entre los dirigentes y los militantes de los partidos políticos está la clave para lograr el éxito electoral. El punto es que en toda la historia de la humanidad, la lucha política ha tenido como precepto elemental la unión de fuerzas para lograr el objetivo supremo: ganar. Y en épocas recientes algunos de los que hoy pujan por enarbolar el trapo partidista, en otra hora fueron excelsos rebeldes de otra causa. Así es la política. Hoy me beneficio en esta otra esquina, mañana salgo y corro a protegerme debajo de la gran teta, como hacían los romanos hace dos mil años. Mi enemigo mañana puede ser mi amigo… Es un precepto universal y todos en política lo saben…. Por eso el discurso de unidad es el mismo que se ha utilizado desde tiempos inmemorables para aglutinar las fuerzas de todos –o de las mayorías como mínimo-, para abanderar una lucha con un fin determinado. En este caso llegar al poder. ¡Unidos venceremos! O la idea contraria… ¡Divide y reinaras!

De ahí que cause curiosidad, por decir lo menos, que viejos y mañosos dinosaurios y hasta pequeños cachorritos de la política, se abracen con sus enormes cobijas de la dignidad y el decoro por el rescate de los viejos partidos tradicionales y hagan lo del avestruz… que esconde la cabeza en un hueco bajo la tierra creyéndose así protegido, mientras expone su rabo a merced de los depredadores… Lamentable practica. Cuando lo que hace falta en este momento es precisamente lo contrario. Hay que refundar el viejo partido político sobre unas bases ideológicas renovadas y con dirigentes totalmente nuevos. Por eso, quienes convocan a la unidad toman la delantera. Y la gente lo sigue. Con decisión y oportunidad. Porque es un asunto de sentido común… La gente está cansada de la vieja riña partidista. Los del trapo de aquí y los del trapo de allá… ¿A donde hemos llegado con eso? Es oportuno consolidar la propuesta de unidad. Profundizar en ella y rápidamente reconstruir lo dejado de andar…

juancramon@gmail.com

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